sábado, 30 de julio de 2016

LA MUERTE. LA BENDICIÓN DEL MUERTO ES ENTERRARLO CUANTO ANTES

     Raed es saudí y trabajaba de taxista en la ciudad de Jeddah, algo poco común porque esa profesión la desempeñan, por lo general, indios y pakistaníes. En ejercicio de su profesión se ve involucrado en un grave accidente de tráfico en el que mueren tres personas, una de ellas, él. Era natural de Abha, situada al sur de la península, y allí vive su familia. Sin embargo Raed será enterrado en Jeddah porque su traslado hasta su pueblo natal, o hasta cualquier otro lugar,  es un "hecho reprobable".
     Después de que la policía  hiciera su trabajo, el cadáver de Raed es trasladado a una funeraria. Un grupo de familiares y amigos ya lo esperaban. Lavan el cuerpo siguiendo las normas de El Corán: lo jabonan por completo, limpian hasta sus fosas nasales, la boca y el intestino; debe quedar lo más pulcro posible. Se seca. Con una tela blanca sencilla, modesta, se envuelve el cadáver comenzando por la parte de la derecha. Con trozos más pequeños se atan los tobillos, la cintura, el torso....para ajustar el sudario. Se perfuma. Esto lo debe hacer una persona del mismo sexo, a excepción del cónyuge o si se trata de un niño. En nuestro caso lo hace el hermano mayor. ( Si se tratase de una mujer, sería igual salvo que a ella se le hace una trenza en el pelo y la mortaja consiste en unos paños en las piernas, una camisa larga y un velo en su cabeza, y después se la vuelve a cubrir con un sudario blanco). Es incorrecto para el Islam que el muerto sea adornado con algo, exclusivamente tiene que llevar esas sábanas blancas enrolladas a su cuerpo.
   Una vez amortajado se pone en el féretro para trasladarlo al cementerio. Allí se le reza una plegaria concreta, la plegaria fúnebre.
   Y se procede a la inhumación: uno o dos hombres sacan el cadáver del féretro y lo depositan en la tumba, (lo hacen sin el féretro porque se considera que la tierra es donde se completa el ciclo del hombre). Se le sueltan los nudos que antes se le hicieron para ajustar el sudario. La tumba debe tener, al menos, una profundidad de un 1metro y 45 centímetros y debe ser lo suficientemente ancha y larga como para que el cadáver pueda quedar extendido e inclinado levemente a la derecha y con su cabeza hacia la Meca. Además la excavación se debe abrir en sentido perpendicular a la Meca. A continuación se tapa con piedra o ladrillos y finalmente se echa tierra encima. La incineración es desaprobada por el Islam.
    Lo siguiente es dar el pésame a los familiares. Esto consiste en dedicarles frases de consuelo y alivio por la perdida del ser querido.
     Durante todo el proceso no son admisibles las exaltaciones de ningún tipo. (Aquí las antiguas plañideras de los duelos católicos son impensables). Se considera que la muerte es un suceso triste pero no una tragedia. Después, los actos conmemorativos de la muerte no son recomendados. Si se considera bueno visitar la tumba pero, de forma individual, no en grupo, y es reprobable que se le pida al muerto que interceda por el vivo.
     Por otra parte, los musulmanes no hacen monumentos sobre las tumbas. Piensan que los muertos no deben llevarse nada material, que deben ser enterrados con sencillez.  Las cosas de valor las necesitan los vivos. Las tumbas solo sirven para proteger el cadáver de cualquier agresión externa hasta que sea asimilado por la tierra, hasta que llegue a formar parte de ella.





viernes, 29 de julio de 2016

LAS CUARENTENAS

    Una de las acepciones de la palabra cuarentena, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es: aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias a personas o animales.
    En la sociedad saudita, a las mujeres se las somete a cuarentenas en tres posibles circunstancias: 
-cuando dan a luz, 
-cuando quedan viudas y 
-cuando se divorcian. 
    La primera, la cuarentena tras el parto, es sin duda la más ceremoniosa. Unos días antes de la fecha prevista para el alumbramiento, de la fecha programada para ello, una profesional de la estética visita la casa y tiñe, peina, depila, etc, etc, a la futura mamá. Ésta acude a la maternidad del hospital con la mejor versión estética de si misma, lo mejor arreglada posible. Un bonito gesto, sin duda, para recibir a su bebé, aunque el motivo, más bien, es estar presentable para posteriormente recibir a las visitas. 
     Después del parto, la mamá se traslada a casa de sus padres junto a su bebé. En un salón se instala una cama y una cuna que se vestirán a juego, la cuna de diferente color si se trata de un niño o una niña. 
     Durante cuarenta días la mamá recibirá a las visitas en la cama. Su marido también la verá así, solo así. Las razones son dos: 
-evitar tentaciones sexuales y 
-favorecer la recuperación de la mujer después del esfuerzo del parto. ( Para la mayoría de las saudíes, las de clase media para abajo, esto se traduce en que la abuela será la encargada de cuidar a los dos, a la madre y al recién nacido durante ese periodo de tiempo). 
    Era tradición, y aún lo es en algunos estamentos sociales, que a la mujer que acaba de lar a luz le enrollen en la tripa unas telas como de unos diez metros de largo, a modo de faja, bien prietos, para favorecer que esa parte del cuerpo vuelva a su forma anterior al parto. Además, se les unta el cabello y el cuerpo con aceites para recuperar su belleza. Y se quema "bakhoor", que es como se llama en árabe a una especie de resina compuesta por varios ingredientes como out, ámbar, almizcle, sándalo, etc. Se le atribuyen propiedades purificares, y se emplea en muchas ocasiones, una de ellas es después de dar a luz. Y de muchas formas; se acostumbraba, antes más que ahora, a poner el humo del bakhoor cerca de la vagina con la intención, o creencia, de limpiar más allá de lo que limpia el agua y el jabón. Otra de las costumbres es tomar infusiones de "helba", también conocido como fenugreek, unas semillas cuya ingesta parece que favorece que la mamá produzca más y mejor leche, entre otras cosas. Esto es,  a parte de los guisos y alimentos que cada familia acostumbra a preparar en las cuarentenas, y que si bien están basadas en productos similares, cada uno le da su particular toque. 
    El séptimo día después de nacer el bebé, se celebra con una fiesta que se llama precisamente "el séptimo", el "sabaa". Los niños de la familia bailan con velas alrededor del recién nacido, cantan canciones tradicionales, se regalan dulces. La fiesta termina con una cena familiar. La tradición manda que se cocine cordero: uno, si es niña, dos si es niño. El cordero debe partirse en tres porciones: una para la cena de esa noche, otra para regalar y la una tercera para donar a los pobres. 
  Pasados los cuarenta días, el marido va a buscar a su mujer y le lleva un regalo, un anillo, una pulsera, generalmente una joya de oro. ( Y la abuela, por fin, podrá descansar algo más). 

   Si una mujer queda viuda también tiene que someterse a una cuarentena en caso de que quiera volver a casarse. Esta cuarentena se llama así pero está mal contada porque, realmente, el tiempo que debe esperar es cuatro meses y diez días. La obligación la marca la ley o la religión, que en Arabia, es lo mismo. El motivo es asegurarse de que la mujer no está embarazada. ( Hoy, un embarazo es fácil de comprobar con un sencillo análisis pero, cuando se escribió el Corán, hace 1.437 años, no ). 

Una mujer que se divorcia igualmente tiene que esperar, un tiempo parecido al de viudedad, para poder volver a casarse: podrá volver a contraer matrimonio cuando quede claro que no está embarazada. (Hay que apuntar que un divorcio no es válido para el Islam si la mujer está embarazada. Aunque haya sido solicitado previamente, hay que esperar a que el bebé nazca y después ratificar que se quieren divorciar).




miércoles, 27 de julio de 2016

MATRIMONIO MISYAR. QUIEN HACE LA LEY, HACE LA TRAMPA.

       Asmae tiene 28 años y vive en Arabia Saudí desde hace 20. Su madre es marroquí y su padre saudí. Transgrediendo las normas familiares, y por supuesto sociales, puso un anuncio en una web para buscar un marido que quisiera casarse por el método misyar. "Mujer saudí de 28 años busca hombre joven, no más de 40, para matrimonio misyar", decía el anuncio.
      Asmae tiene un buen empleo. Estudió arquitectura en Londres y un doctorado en Virginia. Habla inglés, francés y árabe. No necesita un marido que la mantenga pero, si necesita amor y la compañía de una pareja y, ¿cómo se consigue eso en una sociedad como la saudí? De ninguna manera, es imposible. En Arabia Saudí puedes tener un marido pero nunca un novio como se entiende en la sociedad occidental, ni mucho menos un amante. Eso está severamente castigado por la ley y cruelmente juzgado por la sociedad, aunque parece ser que, está científicamente demostrado,  que las necesidades fisiológicas de los hombres y mujeres son las mismas independientemente de la religión en la que hayas sido educado.
    El matrimonio misyar es un contrato matrimonial en el que la mujer renuncia a todos o a parte de los derechos que el matrimonio tradicional islámico le ofrece: una dote, sustento económico, cohabitar con el marido....Asmae no quiere compartir casa con su marido, ni dinero, ni siquiera de momento, tener hijos. Ella piensa que, quizás, si la cosa sale bien, si resulta que encuentra lo que está buscando, podría llegar a plantearse el tener hijos, pero ahora mismo solo quiere compañía. Desde que las autoridades religiosas sauditas autorizaron estos matrimonios, en 2006, han aumentado considerablemente, y especialmente se han incrementado en la ciudad de Jeddah. Allí, las mujeres que lo solicitan son mujeres de negocios, maestras, médicos, enfermeras y viudas que tienen entre 30 y 40 años. Solo quieren compañía.
     En general los matrimonios misyar han aumentado en todos los países del Golfo. Hay hombres jóvenes, de unos 20 años de edad, que se casan con mujeres de 40 o 50 y que rompen el matrimonio cuando terminan sus estudios, por ejemplo. Entonces,  se casan con la mujer que la familia tiene elegida para ellos. También utilizan ese método matrimonial los hombres que no pueden permitirse economicamente tener una segunda mujer, y los que trabajan a menudo en el extranjero,  y hasta los que van de vacaciones a otros países durante unos días. Sí, hay matrimonios que duran los días que duran unas vacaciones.
     Como Asmae, cada vez son más los saudíes que encuentran en esa fórmula una forma legítima de tener sexo. Tienen tantas restricciones sexuales que no les queda más que echarle imaginación para superarlas, para rodearlas, para hacerse trampas. Aunque también hay un poquito de hipocresía en todo esto. Muchos estudiantes y trabajadores saudíes en países occidentales echan mano de estos contratos matrimoniales temporales para practicar sexo y sentir, o creer, que actúan correctamente ante su dios porque están casados aunque el contrato dure una semana. Ningún "buen musulmán" vería bien firmar un contrato solo para tener sexo, aunque si, ni la sociedad ni la religión deja otra vía.......
  Parece claro que las tecnologías en las comunicaciones sociales han contribuido a aumentar estos tipos de matrimonios, que por lo general terminan en divorcio y, también por lo general, se mantienen lo más, en secreto posible.





JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO