viernes, 4 de noviembre de 2016

JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO





NORA, LA FLAMENCA. 1

 En algunas partes de España a Nora la describirían físicamente como flamenca o flamencona, o sea, que su aspecto es robusto y rozagante. Nora no es de Flandes, ni andaluza, es mexicana, de Guanajuato. Desde niña vivió en Estados Unidos, de América, no en los Estados Unidos Mexicanos, que también son de América.
       Nora, vive en  San Diego desde que tenía 5 años, con 18 conoce a un chico saudí que está estudiando en la ciudad. Después de dos años de noviazgo se casan. Era 1995. Sobre esa época dice que fue bonita, que empezó a conocer la cultura de su marido. "¡Le preguntaba cada cosa!, por ejemplo, por qué las mujeres se tapaban el pelo. Él ya me estaba preparando para venir aquí". Sus palabras suenan ingenuas, sim embargo su imagen y su expresión corporal contradicen esa impresión. 
        
        En 1997 la pareja viaja a Arabia Saudí donde estará unos 8 meses. En ese tiempo, el marido de Nora espera los documentos que necesita para poder volver a EEUU y terminar su carrera universitaria. Según Nora esos meses le vinieron bien para conocer el país y a su familia política; los padres y hermanos de su marido los habían visitado en varias ocasiones en San Diego, por lo tanto,  no eran unos completos desconocidos, pero sin duda conocerlos en su país es conocerlos mejor. 
    
     Después de esos meses en Arabia, Nora y su marido vuelven a San Diego. Allí nacerán tres de sus cuatro hijos. El marido trabaja, y ella, también, en casa, atendiendo a la familia. Nora cuenta poco más de esos años, solo me dice que vivían como saudíes y que en el 2006 deciden trasladar su residencia a Arabia porque "las cosas se pusieron feas en EEUU después del 11-S: a mi marido, dos marines le dieron una paliza y casi lo matan. A mi, en otra ocasión me tiraron una botella de vidrio a la cabeza porque llevaba el hiyab".
  (El Cuerpo de Marines de los EEUU fue creado en 1775 para luchar por la independencia de Gran Bretaña. En la Primera Guerra Mundial los soldados alemanes les llamaban Perros del Infierno, y así se les sigue llamando. Una web oficial dice:"Este grupo de élite de hombres y mujeres se rige por un estricto código de integridad y ética, lo que da como resultado fuertes combatientes y personas de carácter excepcional. Los valores centrales de honor, valor y compromiso participan en todo lo que un marine hace, dentro y fuera del campo de batalla. El compromiso comprende entre tres y cinco años de servicio pero como dicen No hay ex marines o antiguos marines, solo marines en diferentes uniformes y en diferentes etapas de la vida).      
   
        Nora, su marido y sus tres hijos, dejan atrás San Diego y emprenden un nueva vida, viajan hasta Riad. Una vez en el aeropuerto "salimos por otra puerta. Le pregunté a mi marido por qué no salíamos por donde toda la gente. Me dijo que por su apellido, que teníamos trato especial, como si fuéramos diplomáticos". Según Nora fue a partir de ahí cuando comenzó a leer textos sobre la historia de Arabia, quería saber quién era realmente su familia política. Cuando habla de ella, de la familia de su marido, quiere parecer natural, pero, de nuevo su expresión corporal la delata, y a veces incluso sus palabras, la traicionan. Claro que también hay que apuntar que le cuesta comunicarse en español, que habla mucho mejor el idioma de Trump que su lengua materna. Según Nora, su marido lleva el apellido de uno de los cuatro clanes más influyentes de Arabia Saudí. Éstos me dicen que son:  Al Saud, Al Sharif, Al Rasheed y Al Ash-Sheikh. Cuenta con orgullo que un antepasado de su marido ayudó a los Al Saud a unir el reino. "Que se trataba de un hombre muy culto y muy inteligente que había viajado mucho y que empezó a leer el Corán cuando tenía 8 años y que a los 10 se lo sabía de memoria". Entre los descendientes de este personaje está su marido, y un tío de éste,  que es, ni más ni menos, que el Gran Muftí de Arabia Saudí. Nora lo compara con el Papa de los católicos para que entienda lo influyente que es. Y añade: "es un hombre ciego que sale mucho por la tele". 
          
      Y si, es un hombre importante.  El Gran muftí de Arabia Saudí, Abdul-Aziz ibn Abdullah Al Ash-Sheikh, es el jefe de la Comisión Permanente para la Investigación Islámica y Emisión de Fatwas. Esto es la organización que emite los fallos en la jurisprudencia islámica en Arabia Saudí. Sus miembros son un grupo más reducido de los miembros que forman el Consejo de Expertos Superiores, que son los que aconsejan al rey sobre asuntos religiosos. Y como en ese país ley y religión es lo mismo, diríamos que son las máximas autoridades del reino saudita, junto al rey, claro. 
        
    Por otra parte, una fatwa es algo así como una decisión judicial del Tribunal Supremo. Es un pronunciamiento legal islámico, emitido por un experto en la ley religiosa, el muftí, sobre un tema concreto. Generalmente se trata de un asunto sobre el que ha solicitado consejo una persona o un juez  para resolver un problema que para la jurisprudencia islámica (fiqh) no está claro. Pueden ser de cualquier tipo pero en la actualidad son frecuentes las preguntas sobre problemas que tengan que ver con la tecnología y avances científicos.
         
   Estos clérigos son eruditos sunitas (una rama del Islam), y además hay que apuntar que el Gran Muftí actual, el pariente de Nora, es descendiente del fundador de la secta wahabí, Mohammed ibn Abdul Wahhab, nacido en el siglo XVIII y, si, efectivamente, aliado con la familia Al Saud (y ultraconservadores dentro de la rama de los sunitas). Y para hacernos una idea de por donde va el pensamiento wahabita, hay que apuntar, que el tío político de Nora dice, por ejemplo, que el juego del ajedrez es una obra de Satanás, como el alcohol, lo equipara a los juegos de azar, que están prohibidos por el Islam. También hizo un llamamiento para destruir todas las iglesias de Oriente Medio y no tolerar otra religión que no sea la suya. Y, entre otras cosas, defiende casar a una niña entre los 10 y 12 años. Opina que esperar a los 25 es cometer un grave error.  Nora dice sobre estos clérigos, que cuando emiten una fatwa lo hacen a conciencia, que estudian atentamente el tema antes de decidir que es lo correcto. Y ella nos da otro ejemplo; después del 11-S las mujeres que llevaban el hiyab en países no musulmanes, como ella, corrían peligro, y fue el tío de su marido quien decidió que podían andar sin él para evitar problemas. Apunta que como las fatwas no son obligatorias, los musulmanes tienen muy en cuenta al autor de éstas, siendo el tío de su marido, uno de los más respetados; o sea, que lo que él dice, va a misa, para la mayoría de los musulmanes. 

           Cuando Nora llegó a Riad para quedarse, llevaba unos diez años de casada. Sus suegros le habían montado la casa, que incluía "sirvienta y chofer". Por lo tanto, los primeros momentos se le hicieron  fáciles. Sin embargo, como a los dos meses "me dio la depresión porque era definitivo, para siempre. Antes venía de visita".  Por entonces conoció a una paisana, a María, de Guadalajara "y me empezó a presentar a otras latinas y se formó una familia muy bonita." Luego nació su cuarto hijo en Riad,"que vino por sorpresa". Han pasado casi otros diez años desde que llegó y "aquí sigo", apunta, "me falta tiempo para pensar. Lo importante es cómo vives tú, en tu casa, no importa el país. Mi marido es mas abierto: nos relacionamos con otras parejas...me deja conducir (en zonas no pobladas como el desierto) ...tengo un hombre que me apoya...tengo buena vida aquí". 


    Parece evidente que Nora tiene todo lo que quiere en Arabia Saudí. Pero además ella intenta hacer ver que está bien, que aquello no es tan malo como lo pintan. Y para hacerlo más creíble argumenta que con la edad ha cambiado mucho, igual que ha cambiado su país (se refiere a EEUU). "Siento que cada vez soy más de aquí y menos de mi país. Cuando era joven  era una persona muy vacía en el aspecto de que me importaban las marcas de ropa, cómo me miraban, quería caer bien. Ahora cuando entro en un cuarto pienso en quién me va a caer bien a mí. Mis amigas de EEUU siguen siendo ignorantes, pero porque ellas quieren, porque hay muchos mass media y no hay excusa. Aquí también pasa: he conocido a chicas que se quedan en el mismo nivel". 


      Sobre el Islam, Nora dice que "la convenció la ciencia que hay en el Corán". Ella practicaba el catolicismo pero empezó a estudiar el Islam para comprender a su marido. "A los cinco o seis meses me di cuenta de que era para mi, de que lo estaba defendiendo. No era por algo espiritual, era por la ciencia: el Corán explica como se formó el Universo, como crece un embrión, y eso, a penas se supo en mil novecientos sesenta y pico....El Corán te dice que debes dormir hacía la derecha porque favorece a tus órganos, al páncreas, al hígado. Dice que cuando vas al baño la mejor posición es en cuclillas. Yo no puedo usar esos baños pero hace pocos meses salió un estudio que decía que es la mejor posición para sacar todo y eso es cosa de unos doctores de Estados Unidos y de Alemania y ya lo decía el Corán. También explica que tienes que comer con tu mano derecha, que siempre debe estar limpia, también
 para los saludos. La izquierda es para limpiarse. Cuando entras a casa de alguien, debes quitarte los zapatos para no meter microbios. Rezar cinco veces al día sirve para dar gracias a Dios por estar vivo, pero también,  poner la frente en el piso cuando rezas, es una forma de meditación: la postura ayuda a oxigenar el cerebro...como el yoga...es muy interesante todo. Sobre la comida, hay que comer todo halal, comida sana, solo podemos comer animales que exclusivamente se alimenten de hierba. Los dátiles, señala El Corán, deben ser la primera cosa que comas en el día,  y ahora hay un estudio que también dice que el dátil es bueno para el estómago antes de comer cualquier otra cosa. Hay mucha ciencia".  Nora corrige sus palabras y subraya que esta ciencia está en El Corán y en otros textos sagrados que se llaman  Hadit. (Los Hadit o Sunnas son, después del Corán, la segunda fuente sagrada del Islam. Es la recopilación de tradiciones basadas en lo que dijo e hizo el Profeta Mahoma durante su vida). 

       
        Nora asegura que se le "hizo fácil hacerse musulmana por toda esa ciencia que encontró en el Islam, más  por la ciencia que por la parte espiritual". Lo más difícil para ella fue ponerse el velo por una razón bien comprensiva: estaba más fea, no le favorecía. "Era como poner una pared entre la gente yo. Con el tiempo, sin embargo he comprendido que puede ser una puerta". Asegura que pasar del alcohol y del cerdo le resultó fácil pero cusbrirse el pelo fue un gran sacrificio. 

       Nora parece no ver ningún problema fuera de lo común en Arabia Saudí: "la gente de Europa se queja por lo de conducir (por que las mujeres no puedan conducir), pero yo he vivido en Nueva York y nunca conducía, cogía un taxi, es lo mismo que aquí. Además un chofer aquí no cuesta nada, unos 1.800 reales al mes (esto es unos 450-500 euros), es menos que un taxi".  Estas palabras me hace recordar ese chiste de alguien muy pijo al que no le gusta como visten los pobres y propone que se vayan del país. Otro le pregunta: ¿y quien va a trabajar entonces? Y el primero le responde: pues que dejen todo hecho y se vayan. 

      
       Nora continua con su discurso complaciente. Me cuenta que trabaja para una O.N.G que ayuda a mujeres y a niños. Y asegura que su experiencia en la organización le ha demostrado que los problemas reales de las mujeres en Arabia no se deben al país sino a la familia de la que provienen. Cuenta que una chica que quiera trabajar "lo puede hacer porque el país se lo permite, que, cuando no puede,  es porque su padre se lo prohíbe. El país deja a las mujeres trabajar, viajar,  estudiar, incluso paga a las chicas estudiantes 1.500 reales al mes. En el caso de los chicos son 2 mil. ¿Esto que país lo hace? La mayoría de la gente que pide ayuda a la organización es gente de pueblo, pobre, es la gente que mas sufre, la gente que no tiene educación.  Nos vino un caso de una chica maestra a la que su padre no permitía casarse. Hasta tres veces se lo negó. Resulta que nadie de la familia trabajaba mas que ella y si se casaba la familia se quedaba sin ingresos. El juez quitó el poder de decidir al padre y se lo dio a un tío que si le permitió que se casara. Aquí lo que pasaba era que el padre estaba abusando de ese poder de guardian que el Islam le otorga. Eso no pasa en la familia de mi marido. Con las herencias es lo mismo: se les da un porcentaje a las mujeres y otro a los hombres, a estos mas alto porque es el que trabaja y el que protege a la familia. Aquí la mujer no adopta el apellido del marido cuando se casa. Además si trabajas el marido no puede tocar tu dinero y él te tiene que mantener. Eso está en el Islam.

jueves, 3 de noviembre de 2016

NORA, LA FLAMENCA_2

    Machismo, injusticia, ignorancia y mala leche hay en todas partes, estamos de acuerdo, pero en algunos sitios hay más que en otros. Un sitio donde a la mujer, en público, solo se la ve envuelta en una bata negra, no puede ser un sitio donde todo vaya bien, más bien parece que muchas cosas van peor que en otros muchos países. Por mucho que Nora se esfuerce en hablar en positivo,  en darle la vuelta a cualquier asunto, no creo que pueda convencer a nadie. Mi duda es si ella cree lo que cuenta:
"En Yemen y en la India es costumbre que las mujeres se casen muy jóvenes, pero aquí en Arabia hasta los 17 no pueden. Quizás suceda en el desierto donde nadie se entera. Mi mamá tiene una casa de acogida en EEUU y allí hemos visto muchos casos de abusos sexuales a los niños, de drogas...esas cosas pasan en todos los sitios. Aquí no se paga a un padre para que de a su hija en matrimonio. Se paga la dote. La mujer tiene sus derechos. En el Islam se dice que el paraíso está a los pies de las madres. Se cuenta que un día, un hombre fue a preguntar al profeta: ¿Quién tiene más derecho a ser tratado con la mejor cortesía y respeto?, y el profeta dijo: tu madre. El hombre preguntó ¿y quién después, tu madre, volvió a decir. Y otra vez el hombre dijo: y quién sigue. Tu madre dijo el profeta. El hombre pregunto por cuarta vez y el profeta dijo: ahora tu padre.
     " El Islam es lógico", sigue contando Nora, "si no lo es, entonces es costumbre, no es Islam". "Mi hermana es contadora (trabaja en EEUU). Me cuenta que los hombres la tratan mal. Si eres buena te dicen que eres una perra, pero si eres hombre y bueno, entonces eres un líder".
   Sobre la costumbre de los matrimonios concertados Nora pregunta: "¿quien conoce a su pareja? A veces no nos conocemos ni a nosotros mismos. Alguna vez decimos: ¿yo hice o dije eso? Además aquí te puedes divorciar. Hay un alto índice de divorcios. Y aquí la familia se apoya mucho. Un día mi marido que dijo que se quería divorciar. Le dije: dame dos semanas. No me puse trágica ni lloré a mi mamá. Me puse a trabajar. Si tu estás contenta contigo nadie te puede hacer daño".
  "Aquí el problema es por La Meca. El rey trabaja para tener a todos contentos, tiene que tener a todos contentos".

sábado, 8 de octubre de 2016

DANYA, LA MUJER DEL MUTAWA

Danya es una mujer mexicana que ha vivido en Estados Unidos y actualmente reside en Arabia Saudí. Empieza a contarme cómo ha llegado hasta Oriente Medio hablando de una amiga, Laura, porque “ella sí que tiene una vida como para escribir un libro”.


LAURA. HISTORIA DE UNA CHICA DE  ACAPULCO. 
   
        Laura nació en Acapulco, en el estado de Guerrero. Es una de las ciudades más turísticas de México y quizás una de las más conocidas popularmente en todo el mundo. La fama le viene de los años cincuenta porque, en aquella época, la visitaban con frecuencia las estrellas de Hollywood. Una de las atracciones típicas de la ciudad son los saltos de los clavadistas: jóvenes que se lanzan al mar desde un despeñadero llamado La Quebrada. Se tiran a las olas desde 45 metros de altura y caen en una poza que tiene unos 4 metros de profundidad. La clave está en saber cuál es el instante exacto para tirarse y pillar la ola en su momento más alto. Tienen que calcular el tiempo que dura su caída y el tiempo que tarda en llegar la ola. Aseguran que, si el error de cálculo supera los dos segundos, el desenlace puede ser trágico. ¡El espectáculo está servido! Claro que el recuerdo de Elvis Presley haciendo un clavado en la película "El Ídolo de Acapulco", le quita mucho hierro al asunto. Pero no nos engañemos, ese gran cantante y pésimo actor, ni pisó México para hacer la película. Todo era fotomontaje.
       Laura pasó su infancia, allí, en la ciudad de los clavadistas. Laura era una niña y su padre le repetía con frecuencia:” no eres hija mía, no eres hija mía”. Laura tenía una excusa perfecta para evitar que aquellas palabras le hicieran más daño del necesario, y es que el padre bebía, casi siempre, demasiado. Su madre le pedía que lo ignorase, “está loco, hija, ni caso”, le decía.   
     Laura se traslada a Tijuana, en Baja California, donde comenzó a estudiar arquitectura en el Instituto Tecnológico. Se pagaba los estudios trabajando de modelo para una cadena de televisión y en una inmobiliaria donde vendía terrenos y viviendas. Un día, alguien llama a su puerta. Esa persona lleva la foto de un señor en la mano y le pregunta si sabe quién es. Laura lo reconoce, es uno de sus mejores clientes en la inmobiliaria, le había comprado varios terrenos. Le informan de que este hombre está enfermo y quiere que Laura lo vaya a visitar. Laura, algo extrañada y expectante, atiende la solicitud y va al hospital donde está ingresado. Y el señor, que era español, le dice: 
  -Eres mi nieta. Te vi en televisión y vi la cara de mi hijo. He investigado y definitivamente eres mi nieta. 
   El hijo de este hombre, que murió de sobredosis, había estado en Acapulco, dejó embarazada a una joven que también tenía problemas con las drogas y pocos medios para cuidar a un bebé. La joven dio a luz a Laura y se la entregó a una prima que la cuidó como a su propia hija. Así supo Laura quien era en realidad. 
   Hasta hoy, Laura no se ha atrevido a decirle a su madre que sabe, que realmente, es su tía. Y que, no obstante, la quiere como a una madre. Tampoco le ha dicho que conoció a su verdadero abuelo y que cuidaba de ella, que le mandaba dinero para sus estudios, que le regaló un Mercedes, etc.

DANYA_2

     Laura se enamora de un chico de Canadá que estaba estudiando para ser piloto. Según Danya, “era muy buen muchacho, la respetaba mucho”. Y a punto de graduarse, en una exhibición aérea, el avión que pilotaba el chico se estrella. Los padres de él venden el piso que había comprado en Canadá para vivir junto a Laura y le dan la mitad del dinero de la venta. Laura se compra un apartamento en la ciudad donde vive, en Tijuana, y parece tener lo necesario para rehacer su vida pero, la depresión por la muerte de su novio era fuerte y se intenta suicidar tomándose unas pastillas. La chica de la limpieza la encuentra en el suelo de la cocina del piso, llama a una ambulancia y Laura sobrevive. El médico que la atiende en el hospital, que “tenía un alto puesto en la sanidad de Tijuana y era muy reconocido”, según Danya, se enamora de Laura que, por gratitud, se casa con él. Tienen dos hijos, un niño y una niña.
     Mientras tanto Laura terminó sus estudios de arquitectura.Y los complementó con un doctorado en el que le pidieron que hiciera un documental sobre la arquitectura en Oriente Medio. Investigó sobre la cultura árabe y por lo tanto, sobre el Islam. Y le gustó tanto lo que averiguó que, cuando terminó el documental, Laura era musulmana, se convirtió, cambió su religión. Dice Danya que Laura le contaba que la primera vez que entró a una mezquita (a la que llegó por sus obligaciones como estudiante) escuchó al imán y se emocionó, de tal manera, que se echó a llorar. En el Islam encontró consuelo, respuestas a sus necesidades espirituales, una guía para aclarar sus ideas y sentimientos. Y fue precisamente su compromiso con el Islam lo que le hizo replantearse la relación con su marido. Sentía que, de alguna forma, le engañaba, porque no le quería lo suficiente. Su marido le había devuelto las ganas de vivir pero no sentía por él lo mismo que por su primer amor, aquel chico por el que quiso quitarse la vida. Así que, lo dejó. Más tarde se volvió a casar, esta vez, con un musulmán de origen turco que la maltrata en todos los sentidos, según Danya. 
   “Cuando yo la conocí ya era musulmana. Estaba a punto de divorciarse de su segundo marido. Después me trasladé a Jeddah y no supe más de Laura”.

DANYA_3

 Realmente no se por qué Danya me cuenta esta historia si, porque realmente piensa que es interesante o,  por el hecho de que Laura se convirtiera al Islam, como ella hizo mas tarde. Sea lo que sea, Danya vivía en la misma ciudad que Laura, en Tijuana. Esta es la ciudad más poblada de Baja California y está pegada, prácticamente, a la ciudad estadounidense de San Diego. Una peculiaridad de Tijuana es que su población crece muy rápidamente: inmigrantes del sur de México, e incluso de Centroamérica, pasan por allí para llegar a Estados Unidos y muchos se quedan ante la imposibilidad de cruzar la frontera. Esto ha hecho que, Tijuana y  otras ciudades como Rosarito y Tecate, formen un mismo núcleo de población.
      Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, de México (INEGI) en 2010, el 80 por ciento de la población de Tijuana decía ser cristianos católicos. El resto, forma un abanico de innumerables creencias: protestantes, evangelistas, judíos, musulmanes, mormones, testigos de Jehová…….. Y si hay algo en lo que las congregaciones se parecen es que todas intentan conseguir adeptos. Y muchas lo hacen puerta por puerta; “a mi papá le gustaba escuchar hablar de Dios. Si alguien llamaba a nuestra puerta con ese fin, la abría, y los invitaba a un café, fuesen de la religión que fuesen”, dice Danya. Por lo tanto, todas las religiones eran bienvenidas en la casa de Danya, estaban abiertos a escuchar cualquier doctrina religiosa. Muchos oradores, predicadores o propagandistas pararon por su casa sin despertar la curiosidad de Danya. “Y cuando llegó el Islam, dije: una doctrina más, no me dio por chequearla”. Hasta que, pasó algo que cambiaría su interés por el Islam y de paso, su vida. Algo que comenzó como empiezan los sueños, siendo una idea agradable, luego un ¿por qué no?, un ¡ojalá!, un deseo que puede llegar a cumplirse como le pasó a Danya, aunque al principio pareciera más cerca de la ciencia ficción que de la realidad.

JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO