Mientras tanto Laura terminó sus estudios de arquitectura.Y los complementó con un doctorado en el que le pidieron que hiciera un documental sobre la arquitectura en Oriente Medio. Investigó sobre la cultura árabe y por lo tanto, sobre el Islam. Y le gustó tanto lo que averiguó que, cuando terminó el documental, Laura era musulmana, se convirtió, cambió su religión. Dice Danya que Laura le contaba que la primera vez que entró a una mezquita (a la que llegó por sus obligaciones como estudiante) escuchó al imán y se emocionó, de tal manera, que se echó a llorar. En el Islam encontró consuelo, respuestas a sus necesidades espirituales, una guía para aclarar sus ideas y sentimientos. Y fue precisamente su compromiso con el Islam lo que le hizo replantearse la relación con su marido. Sentía que, de alguna forma, le engañaba, porque no le quería lo suficiente. Su marido le había devuelto las ganas de vivir pero no sentía por él lo mismo que por su primer amor, aquel chico por el que quiso quitarse la vida. Así que, lo dejó. Más tarde se volvió a casar, esta vez, con un musulmán de origen turco que la maltrata en todos los sentidos, según Danya.
“Cuando yo la conocí ya era musulmana. Estaba a punto de divorciarse de su segundo marido. Después me trasladé a Jeddah y no supe más de Laura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario