sábado, 8 de octubre de 2016

DANYA_11. ÚLTIMA PARTE.

Cuando tuvieron su visado viajaron hasta Jeddah, a una casa junto a la de sus suegros. Dice que al principio fue duro porque las suegras saudíes intentan poner sus normas en las casas de sus hijos. Con el tiempo ella supo ponerse en su sitio y todo fue bien. No obstante, fue lo más difícil porque la adaptación a otra ciudad, por muy diferente que sea a la tuya, solo depende de uno mismo. Y Danya ya vivía siguiendo las normas del Islam desde San Diego. Pero las relaciones personales, si estás obligado, si no tienes la opción de salir corriendo, son una causa de desgaste estés en Méjico, Arabia o en la Conchinchina (que para quien tenga curiosidad es una rica zona arrocera al sur de Vietnam). 
     La pareja no tuvo hijos hasta después de tres años. Danya estaba instalada en su nueva casa, una casa grande, bonita, bien situada. Tenía todo lo que podría desear y por supuesto, el amor de su marido. Pero no se quedaba embarazada. Claro que, mirándolo bien, puede ser comprensible porque, aunque todo estuviera en su sitio, aunque estuviera viviendo lo que ella había elegido, el cambio que había dado a su vida había sido muy grande, y puede que hasta ahora no hubiese tenido tiempo para pensar en ello.  Todos necesitamos tiempo para reajustarnos a nuevas circunstancias y, más tiempo aún, si esas circunstancias están en las antípodas a las anteriores condiciones, que había sido el caso de Danya. 
   Puede que el hecho de que no llegase un bebé a la casa pareciera un infortunio pero, ahora,  Danya lo ve como una bendición. “Ese tiempo nos sirvió para unirnos a los tres, para conocernos”.  Danya cree que fue un regalo para ella, su marido y su hijo. Si la pareja hubiese tenido niños pronto, ni que decir tiene que les hubiese faltado tiempo para ellos mismos.  


     Tres años después, se rompe la racha y Danya espera a su primer hijo. El embarazo fue duro, no paraba de vomitar y debía guardar reposo. Danya recuerda que una ocasión encontró a su marido rezando para que todo saliera bien. Tuvo a su niña. Después vinieron otras dos. Y aún tiene juventud y salud de sobra para ir a por otro, para aumentar la gran familia que ya tiene.  

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JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO