jueves, 18 de agosto de 2016

DIANA_4

El compromiso entre la joven pareja fue creciendo, primero gracias al teléfono; Diana aprovechaba cada momento que se encontraba sola en casa para marcar el número de la casa de Bassam. Después de la primera factura, las llamadas disminuyeron porque la bronca de sus padres fue monumental, tanto que, en otro acto típico de padres enfadados, la amenazaron con cortar el cable telefónico. Otras veces se veían en fiestas. Esto era posible gracias a una amiga de la madre de Diana. Se trataba de una madrileña casada con un sirio y con un hijo de la edad de Diana. El chico hacía fiestas con compañeros y compañeras del colegio e invitaba a Diana y a su “vecino”. Las familias eran amigas y todos estaban de acuerdo en permitirles esos encuentros. 
     El tiempo pasa rápido, especialmente cuando estás enamorado. Así que cuando Diana se quiso dar cuenta ya había terminado sus estudios de bachillerato y tal y como estaba acordado con su familia y como habían hecho sus hermanos, se tenía que ir a Salamanca a estudiar una carrera universitaria. Se matriculó en farmacia siguiendo los pasos de su padre. Pero de alguna manera había que cerrar la relación que mantenía con Bassam. Él estaba dispuesto a casarse. Esos dos años de relación le habían bastado para saber con toda seguridad que quería a Diana. Pensar ahora en una separación les partía el corazón. Ella sabía dónde iba pero para él, España estaba demasiado lejos tanto en kilómetros como en cultura. Son momentos en lo que todo se vuelve frágil; la fuerte relación de ayer parece que hoy se podría romper con un solo soplido, con un suspiro. Bassam pidió al padre de Diana una boda antes de que ella se marchara, como si con ello, con el hecho de firmar su compromiso ante dios y ante la gente, echase cemento a la relación. El padre de Diana respondió que su hija era demasiado joven para casarse y que no habría boda hasta que no regresara con su título universitario debajo del brazo. 
    Diana se marchó a Salamanca a comenzar sus estudios. Bassam no tenía nada que comenzar, solo continuar, seguir con sus estudios, permanecer con su vida pero, sin Diana. Y se quedó con esa profunda sensación de soledad que nace dentro de uno cuando la persona a la que amas se aleja; por muy justificada que esté su marcha, siempre germina la dolorosa semilla de la incertidumbre.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO