jueves, 18 de agosto de 2016

LEILA _12. ÚLTIMA PARTE .

  Cuando las hijas eran pequeñas, salían de casa para asistir a los compromisos familiares: bodas, nacimientos, comidas de días festivos, poco más según Leila. Aparte de esto dice que iban al mall (al centro comercial) una vez a la semana, allí miraban escaparates, compraban lo que necesitaban, paseaban y tomaban algo en algún restaurante. "No había mucho más que hacer en la ciudad" .
    " En casa, cuando llegaba mi marido de trabajar veíamos películas. Había un canal de televisión en árabe y otro en inglés que empezaba a las cinco de la tarde pero tenía una programación horrorosa. Mi marido nunca traía sus problemas a casa”.
   Actualmente, la relación con la familia política se reduce a bodas y entierros, dice Leila. "En esto tampoco hay diferencias culturales; llega un momento en la vida en que las bodas y los entierros se convierten en las únicas ocasiones de ver a miembros de la familia con los que has crecido. Podría interpretarse como una señal de que te haces mayor". 
   Desde hace unos diez años, Leila ha ampliado sus relaciones sociales, ahora comparte su tiempo libre con un grupo de mujeres, la mayoría latinoamericanas, de las que ha cogido prestado el acento cuando habla español. Dice que sus amigas de España le toman el pelo cuando la oyen hablar "en mexicano", apelativo con el que engloban todas las hablas de Latinoamérica. Sus amigas de Jeddah, en su mayoría, están casadas con saudíes, lo que es una ventaja porque todas conocen bien las normas, todas saben lo que pueden y lo que no pueden permitirse.  Empezaron organizando desayunos y poco a poco sus encuentros se fueron haciendo más frecuentes y con horarios más amplios. Ahora, de vez en cuando, quedan por la noche los fines de semana mientras los maridos van con sus amigos. Esto es solo cosa de mujeres. Leila nunca va a fiestas mixtas; su marido lo desaprobaría tajantemente (no por convencimiento, sino por la presión social, como siempre) y a ella, a estas alturas, no le compensa esa lucha. Dice Leila que a pesar de las limitaciones con las que tiene que vivir, siempre ha podido viajar a su tierra gallega, para, si ha sido necesario, coger oxígeno. Y además ahora, está en un momento de su vida en el que " HACE LO QUE QUIERE CUANDO QUIERE".  

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JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO