jueves, 18 de agosto de 2016

MARÍA DE LA O_5

O se describe así misma como “de armas tomar” y su relato realmente lo confirma. 
    Jerusalén tiene algo más de siete millones de habitantes: el 2% son cristianos, algo más del 75% son judíos, el 16,5% son musulmanes. Y si algo abunda en aquella ciudad son congregaciones y grupos religiosos. Solo para hacernos una idea, en la Ciudad Santa hay 73 órdenes y congregaciones religiosas femeninas, relacionadas con la iglesia católica, según datos de una web oficial. Quizás hace cuarenta años, cuando nuestra protagonista andaba por allí, había menos, pero aun así, lo raro sería no tener relación con algún grupo religioso.
     O se topó con “las madres del calvario". Se refiere a las Religiosas Misioneras Hijas del Calvario que tiene un colegio en la ciudad, el colegio de Nuestra Señora del Pilar, fundado en 1923. Está situado en el centro de la ciudad vieja de Jerusalén, en el barrio cristiano. En la actualidad hay 210 niñas cristianas y musulmanas. Allí reciben enseñanza preescolar, elemental, secundaria y superior: de preescolar a preuniversitaria.  Las dos cuñadas de O estudiaban con “las madres del calvario” y O visitaba con cierta frecuencia a la directora, a la madre Pilar. Seguramente a la madre Pilar la movía un sentimiento cristiano cuando le decía a O que “lo más probable era que el día de mañana su marido se casase con otra mujer, incluso podría casarse con más, hasta con cuatro, si ese era su deseo”. O ya había oído esa advertencia antes, en España. Es una frase recurrente, una de las pocas cosas que los no musulmanes saben acerca de los musulmanes, quizás porque encierra algo de exotismo: la poligamia, para los pueblos que no la practican tiende a provocar un sentimiento contradictorio entre rechazo y envidia, al menos en una conversación popular, en una charla sin pretensiones intelectuales, es lo más frecuente. El caso es que O, por primera vez, empezó a pensar en ello. Había dos circunstancias que abonaron el terreno: una era que la madre Pilar se lo repetía con cierta frecuencia y la otra, que no estaba en casa, que no estaba en España con la seguridad de dominar lo que te rodea. Estas dos condiciones fueron las causas principales de que  O se plantease la posibilidad de que la madre Pilar llevase razón.

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