jueves, 18 de agosto de 2016

DIANA_7

   Pasaron las exequias. Los ánimos se fueron tranquilizando. Diana regresó con su madre y sus hermanos a España pero, con la promesa a Bassam de que en un año se casarían. Y así fue: al año se celebró la boda, una ceremonia sencilla, y un trámite que le permitió convivir con Bassam, compartir su tiempo y su vida con él. Volvió a Jeddah y allí continuó sus estudios. O más bien los renovó porque, después de haber cursado dos años de farmacia se decidió a estudiar lo que realmente le gustaba. “No me gustaba la química, esa asignatura se me resistía. Así que lo dejé y me matriculé en la facultad de economía en Jeddah”.
  Aunque se casó antes de lo esperado nunca se le pasó por la cabeza dejar sus estudios, eso, la importancia de su educación, era algo que su padre le había inculcado desde niña. De hecho, en el contrato de matrimonio estaba especificado que tenía que terminar sus estudios. En Arabia esos documentos son mucho más que la legalización de una unión; Diana asegura que en esos papeles se especifica todo lo que uno quiera. Por supuesto, ahí también queda constancia de la dote que le da el marido, un dinero que se le entrega a la novia en el momento en el que se firma el contrato, ante el juez. También hay gente que escribe los términos de un posible divorcio, entre ellos, la cantidad de dinero que el marido deberá entregarle a la mujer dado el caso. Según Diana, entre la clase media de Jeddah, la dote en una boda es de 100 mil reales, entre 25 mil y 30 mil euros. En su caso, cuenta que le parecía demasiado pedir tanto, sobre todo porque ella todavía era una estudiante y tenían que poner la casa. Decidió pedir solo 30 mil reales pero, para curarse en salud, dejó escrito en su certificado de matrimonio, que en caso de divorcio, su marido le debería dar 70 mil reales. “ A mi suegra, eso no le gustó. Pero en la familia de mi padre se hace”. 
   Después de unos años de matrimonio, la pareja tuvo su primer hijo. Tenían planeado aumentar la familia una vez que Diana hubiese terminado sus estudios. Eran jóvenes y se lo podían permitir, pero no aguantaron tanto y se embarcaron en la aventura de criar un hijo cuando a Diana todavía le quedaban casi dos cursos. Hizo cuarto embarazada y el último con su niño en los brazos.

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JEDDAH, A UN LADO Y A OTRO