sábado, 8 de octubre de 2016

DANYA_3

 Realmente no se por qué Danya me cuenta esta historia si, porque realmente piensa que es interesante o,  por el hecho de que Laura se convirtiera al Islam, como ella hizo mas tarde. Sea lo que sea, Danya vivía en la misma ciudad que Laura, en Tijuana. Esta es la ciudad más poblada de Baja California y está pegada, prácticamente, a la ciudad estadounidense de San Diego. Una peculiaridad de Tijuana es que su población crece muy rápidamente: inmigrantes del sur de México, e incluso de Centroamérica, pasan por allí para llegar a Estados Unidos y muchos se quedan ante la imposibilidad de cruzar la frontera. Esto ha hecho que, Tijuana y  otras ciudades como Rosarito y Tecate, formen un mismo núcleo de población.
      Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, de México (INEGI) en 2010, el 80 por ciento de la población de Tijuana decía ser cristianos católicos. El resto, forma un abanico de innumerables creencias: protestantes, evangelistas, judíos, musulmanes, mormones, testigos de Jehová…….. Y si hay algo en lo que las congregaciones se parecen es que todas intentan conseguir adeptos. Y muchas lo hacen puerta por puerta; “a mi papá le gustaba escuchar hablar de Dios. Si alguien llamaba a nuestra puerta con ese fin, la abría, y los invitaba a un café, fuesen de la religión que fuesen”, dice Danya. Por lo tanto, todas las religiones eran bienvenidas en la casa de Danya, estaban abiertos a escuchar cualquier doctrina religiosa. Muchos oradores, predicadores o propagandistas pararon por su casa sin despertar la curiosidad de Danya. “Y cuando llegó el Islam, dije: una doctrina más, no me dio por chequearla”. Hasta que, pasó algo que cambiaría su interés por el Islam y de paso, su vida. Algo que comenzó como empiezan los sueños, siendo una idea agradable, luego un ¿por qué no?, un ¡ojalá!, un deseo que puede llegar a cumplirse como le pasó a Danya, aunque al principio pareciera más cerca de la ciencia ficción que de la realidad.

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